Lo que yace quieto es fácil de controlar.
Lo que no es aun manifiesto es fácil de prever.
Lo quebradizo como el hilo es fácil de romper.
Lo menudo es fácil de dispersar.
Trata con las cosas antes de que se presenten.
Verifica el desorden antes de que se extienda.
El árbol que casi no puedes abarcar nació de una pequeña semilla.
El edificio de nueve pisos empezó de un puñado de tierra.
Un viaje de mil Li da comienzo a nuestros pies.
El que actua malogra.
El que agarra deja escapar.
El sabio no actua y por eso no echa nada a perder; no agarra y por eso no deja escapar.
Los asuntos de los hombres son, con frecuencia, malogrados cuando están a punto de ser concluidos.
Siendo cuidadoso tanto al comienzo como al final se evita el fracaso.
Por eso el sabio aspira a no tener deseos y no otorga valor a las cosas difíciles de obtener.
Aprende lo que no es aprendido y restituye lo que la multitud a perdido.
De esta manera deja seguir el curso de la naturaleza y no presume de interferir en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario